Los taikonautas de la misión Shenzhou-19 han probado con éxito la tecnología de «fotosíntesis artificial» a bordo de la estación espacial Tiangong. Fueron capaces de convertir dióxido de carbono y agua en oxígeno y etileno, un combustible para motores a reacción y un oxidante del mismo. La tecnología también podría utilizarse para crear una atmósfera respirable, tanto en naves espaciales de largo alcance como en nuevos mundos.
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La tecnología imita el proceso de fotosíntesis de las plantas terrestres, pero se realiza gracias a los logros de la física y la química, con la ayuda de catalizadores semiconductores de un nuevo tipo. Esto permite que el proceso se lleve a cabo a temperatura ambiente y presión normal, además de que dicho proceso requiere menos energía que la electrólisis, que se utiliza para producir oxígeno en la ISS. Aún no se han revelado los detalles técnicos, pero China valora muy positivamente el éxito de este experimento.