El acuario Kaikyokan de Japón se enfrentó a un problema singular: su solitario pez luna dejó de comer cuando no había visitantes tras el cierre de las instalaciones por reformas.
El personal del acuario se dio cuenta de que el pez, conocido por su curiosidad y amabilidad con los buceadores, empezaba a mostrar signos de depresión. Como era el único habitante de su pecera, el personal decidió probar un enfoque poco convencional colocando figuras de cartón con uniformes que imitaban a los visitantes.