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Aunque el aislamiento afectó negativamente al estado del pez, la solución creativa ayudó: el pez luna empezó a responder a las figuras y comenzó a alimentarse de nuevo.
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Se observó que los peces seguían de cerca a las figuras de cartón e incluso agitaban la aleta al pasar nadando.
El caso subraya la importancia de las interacciones sociales para los animales, incluso en cautividad. El pez luna puede alcanzar hasta 1.500 kg y 3,5 metros de longitud, pero suele ser más pequeño en condiciones de acuario.