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Estos cambios no sólo afectan a los ecosistemas locales, sino que también afectan globalmente al clima y a los recursos hídricos. Los cambios climáticos agravan los problemas al desencadenar fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes e intensos. El aumento de las temperaturas provoca un incremento de la evaporación, lo que puede causar escasez de agua en algunas regiones y sobresaturación en otras.
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Estos retos exigen políticas eficaces de gestión adaptativa del agua basadas en una comprensión integrada de las interacciones entre las actividades humanas y el cambio climático.
